Modelo
colombino
Una vez
descubierta América por el navegante Cristóbal Colón, se empezaron a fundar los
primeros asentamientos en las llamadas «Indias». La primera ley que regulaba la
naturaleza de los nuevos asentamientos fue la «Organización territorial
colombina», que se establece a través de las Capitulaciones de Santa Fe de 1492
y es aceptada por los Reyes Católicos.
En la
práctica, los establecimientos fueron considerados como «factorías» o centros
de extracción. Estos se basaban en un comercio monopolizado de extracción a
través de la empresa directa entre el conquistador y la Corona de Castilla.
Inicialmente se llevó a cabo en Santo Domingo por Colón y fue repetido por
Hernán Cortés, conquistador del Imperio azteca, en Veracruz, con el afán de
efectuar un vínculo comercial de extracción directamente con la península.
El
modelo ovandino
Ciudad
de Chuquisaca.
En 1502
se decretó la «Organización urbana ovandina», planteada a través de misiones de
colonización por Fray Nicolás de Ovando, siendo éste el primer gobernador de
Santo Domingo y de las misiones colonizadoras de las Indias.
Se basa
en la colonización de los territorios conquistados a través de la repartición
de tierras, estimulación del mestizaje, elección de alcaldes y mejoramiento de
vida por mérito. En adelante, toda tierra que fuera explorada y que tuviera los
recursos adecuados para establecerse en ella, podría ser poblada, por
capitulación o por comisión. Una vez conquistado el territorio, podía fundarse
una ciudad.
El
modelo ovandino fue empleado por Cortés en Tenochtitlan, donde repartió tierras
para los indígenas. Alonso de García Bravo trazó la nueva ciudad a cordel sobre
la destruida Tenochtitlan (conservando el Templo Mayor) como un modelo del
castrum romano, la llamada cuadrícula, la cual consistía en calles rectas y
generalmente continuas, manzanas cuadradas o rectangulares, una Plaza Mayor o
de Armas como centro de la vida urbana, una Iglesia Mayor o Catedral, orientada
de forma específica y exenta o separada, y un ayuntamiento situado en la Plaza
de Armas.
El
modelo de Antonio de Mendoza
Antonio
de Mendoza desembarca en América en 1535 como primer virrey de Nueva España.
Sus principales obras urbanísticas fueron las de Ciudad de México, Puebla de
los Ángeles, Valladolid y Antequera (hoy Oaxaca). En estas villas se quiso
crear una ciudad ventilada, soleada, con calles anchas para permitir una
disposición militar adecuada y edificaciones con una altura no excesiva para
asegurar que todas reciban el sol por igual. Mendoza retoma las ideas de
Alberti que recomienda buena iluminación, ventilación y espacios abiertos, esto
depende en parte de la orientación de las ciudades. Con la puesta en práctica
de estos preceptos, Mendoza cambia la disposición de Ciudad de México-Tenochtitlan
respecto a la distribución original dada por Cortés a esta ciudad. Se trata de
una nueva reforma urbanística de Tenochtitlan basada en los conceptos
renacentistas de urbanismo imperial sobre la ciudad ideal. De esta forma, el
antiguo castrum romano, una especie de damero que constituye el modelo urbano
deseado por los humanistas de Occidente, es llevado a cabo en las plazas
americanas.
Mendoza
dejó como legado su Códice Mendocino, grabado por el pintor Gualpuyogualcatl
entre 1541 y 1542, en el cual se describen los planteamientos de arquitectura y
urbanismo, así como aspectos muy diversos de la realidad de la Nueva España.
[editar]El
modelo de Felipe II
Una vez
establecido un control del territorio americano estable por parte española,
Felipe II de España emitió el «Plan de Ordenamiento Urbano para las Indias» en
1573, también avalado por el Consejo de Indias.
El
nuevo modelo plantea como principio esencial una selección adecuada del lugar
para ubicar los asentamientos. Se ordenó no ocupar tierras con asentamientos de
indios para construir ciudades, ya que ello podría traer perjuicios culturales
de convivencia. Este modelo considera como tarea primordial para construir una
ciudad el trazado de la Plaza Mayor o de Armas a eje y cordel, con definición de
las calles, solares y cuadras, y con especificación distintiva entre caminos,
calles y carreras principales. Así mismo dispone que de la plaza salgan cuatro
calles principales destinadas al comercio.
Modelo
de Carlos III
Carlos
III de España puso su empeño en modernizar las ciudades del Imperio español
según el modelo europeo. Una vez empezada esa labor en la propia capital,
Madrid, decretó un plan de reformas urbanas en el siglo XVIII para las Indias.
Este
plan es destinado a asegurar que todo asentamiento quedara instituido conforme
a las reglas de la Corona Española, o sea que, a diferencia del plan de Felipe
II, el repartimiento de tierras ya no se planteaba por los conquistadores, sino
por comisionados reales nombrados por el Visitador. Si el reparto era para las
misiones jesuitas, se haría de acuerdo con los reverendos jesuitas.
En
cuanto a las tierras de cultivo, éstas se establecerían de 200 varas por 100
varas por ser ésta la dimensión para cultivar una dotación de una fanega de
maíz; las casas y zonas de cultivos serían hereditarias pero indivisibles. Por
otra parte se intentó aprovechar y optimizar el consumo de agua con directrices
como el aprovechamiento común de agua y pastos para el ganado familiar, además
de beneficiar con un terreno de cultivo más al que construyera una fuente de
abastecimiento de agua para riego.